Este
tipo de films se han transformado en un mito moderno, ya que
todavía se sigue - y se seguirá discutiendo - sobre su
existencia. Parecería ilógico pensar que en nuestra enferma
sociedad, no haya algún individuo que se regocije -
intelectual o comercialmente - con la producción y
distribución de este tipo de material.
Muchas
son las historias vinculadas a la producción y
comercialización de estas películas. Se las relacionó con
redes pedófilas, con ritos satánicos e incluso con círculos
millonarios (con innumerables combinaciones entre estas tres
posibilidades).
Los
lugares donde se filmarían también dependen de quien cuente
la historia: algunos sostienen que en alguna selva de
Sudamérica, otros hablan de alguna playa desierta en
Tailandia, en los jardines de la mansión de un empresario
alemán, en El Paso en la frontera entre México y Estados
Unidos...
Lo
más cercano a una snuff movie son las supuestas
filmaciones que habría realizado David Berkowitz - conocido
como el Hijo de Sam - de algunos de sus numerosos crímenes.
Estas cintas circularía dentro de la secta norteamericana
Iglesia de Satán. Algunos afirman que la filmación del
asesinato de Stacy Moskowitz en 1977, en Brooklin, Berkowitz
la realizó con el objeto de vendérsela a Roy Radin, un
empresario de Long Island, conocido por su enorme colección
de películas porno, a la cual quería agregar una snuff. Se
rumorea que hay alrededor de diez copias de este asesinato,
aunque nunca pudo encontrarse ninguna.
El
asesino serial Charles NG, también habría filmado sus
asesinatos con la intención de distribuirlos comercialmente.
A pesar de que la posición oficial del FBI niega su
existencia, un investigador de la Oficina del Fiscal del
Distrito de Carolina del Norte confirmó - en secreto- que
las cintas estaban en poder de la agencia.
Los
datos relacionados a las snuff parecen no tener fin:
durante el proceso judicial seguido contra Johnny Zinn por
el secuestro y muerte de Linda Daniels (de tan sólo 20 años)
en la ciudad de Nueva México, uno de sus cómplices confesó
que la idea era realizar una snuff, proyecto que no llegó a
concretarse.
Yaron
Svoray, un ex militar israelí, publicó un libro sobre la
posible existencias de estos films: Dioses de la muerte.
Entre otros datos, Svoray confirma la existencia de videos
que registraron las atrocidades cometidas por los soldados
en la ex Yugoslavia.
En
Inglaterra, The Times en el año 1990 había publicado una
investigación donde se sostenía que la policía había
descubierto evidencias de que inmigrantes mexicanos eran
asesinados para filmar películas snuff.
Todas
estas historias, más las inventadas alimentaron y siguen
alimentando el mito de las snuff (incluso se había llegado a
sostener - aunque ya fue refutado - que Charles Manson
grababa este tipo de películas en Texas).
Las
posiciones acerca de su existencia están divididas. Los que
niegan su existencia, cual el apóstol Tomás, esgrimen como
argumento que nunca han visto una snuff.
Todas
las agencias de seguridad de los Estados Unidos manifiestan
que si este tipo de material existiera, ellos tendrían una
copia. Ken Lanning, experto del FBI, sostiene que luego de
una investigación de más de 20 años nunca pudo dar con
ninguna persona que hubiera visto realmente una snuff movie.
El
detective Mick Hames, jefe de la División de Publicaciones
Obscenas de Scotland Yard sostiene que "de existir este tipo
de films, sería el primero en enterarme. No existe este tipo
de películas en Inglaterra aunque estoy seguro de que
existen en los Estados Unidos".
Para
Charles Balun, distribuidor de la mítica Guinea Pig, "lo más
cercano a las snuff movies es lo que yo llamo la autopsia.
Faces of death y Escenas de muerte, son noticias o archivos
de la policía que muestran distintos tipos de asesinatos,
autopsias, suicidios, etc. Pero esto no es snuff porque solo
son una crónica de una muerte real. Snuff, por su
definición, es una muerte coreografiada".
Andrew Vachss, abogado y escritor de numerosos best sellers,
sostiene que "uno tiene que ser completamente näive para
pensar que no existen. Sabemos que el Shah de Irán tiene
cintas de la Savak (policía secreta iraní) torturando a
gente hasta la muerte. También sabemos que Idi Amin graba
numerosas ejecuciones".
En
tanto que Ted McIlvana, custodio de la colección de 289.000
películas porno y 100.000 videos del Instituto para el
Estudio Avanzado de la Sexualidad Humana, manifestó que sólo
ha visto tres muertes en cámara en 25 años de dura
investigación. Dos eran accidentes. El tercero era una
"ceremonia religiosa bizarra en Marruecos donde un niño
jorobado era descuartizado por caballos salvajes mientras
los hombres que estaban alrededor se masturbaban".
Hace
algunos años, Frank Henenlautter, director norteamericano de
películas hardcore ofreció una recompensa de un millón de
dólares a quien le mostrara una snuff. Nadie se presentó.
Los
oportunistas nunca se pierden las posibilidades para obtener
ganancias; en febrero de 1976 - cuando los rumores acerca de
la existencia de las snuff ocupaban varias conversaciones -,
en la zona de Time Square en New York apareció un afiche que
mostraba la foto cortada de una mujer desnuda, con la
siguiente leyenda: "El film que sólo puede hacerse en
Sudamérica donde la vida es BARATA!". Asimismo anunciaba la
"cosa más sangrienta que haya pasado enfrente de una
cámara"; y "La película que decían que nunca podía
exhibirse".
La
película fue realizada por el matrimonio Michael y Roberta
Findlay, pero la película no tenía créditos y estaba doblada
al inglés con el objeto de convencer de su origen
sudamericano (había sido rodada en una isla del Tigre). Para
aumentar el misterio, estaba filmada con una pésima calidad
utilizando escasísimos recursos.
A
pesar de que un simple análisis del film - la supuesta
víctima era un miembro del equipo de filmación - daría por
tierra con su supuesto carácter real, muchos quisieron creer
que se trataba de una verdadera snuff. El fiscal del
Distrito de Manhattan tuvo que dar una conferencia de prensa
aclarando que se había analizado detalladamente la película,
y que se trataba de una obra de ficción y de buenos efectos
especiales. Pero los rumores continuaron, por lo que el
Fiscal siguió con la investigación hasta que un mes después
pudo dar con la actriz que era "asesinada" siendo
entrevistada por la policía y dándole punto final al asunto.
En
1991 uno de los episodios de la serie Guinea Pig llega a las
manos del actor Charlie Sheen que convencido de la
verosimilitud de los crímenes, la entrega al FBI para que la
analicen. La serie Guinea Pig consta de 7 cintas marginales
editadas en Japón en 1989 (para televisión), y está
registrada comercialmente. Se distribuye en circuitos
legales del gore y otra cinta de la serie muestra el "detrás
de escena" de la filmación del supuesto "asesinato". Los
episodios que "simulan" ser snuff son Unabridged Agony,
donde una mujer es atada a una silla, torturada y asesinada;
y The Flower of Flesh and Blood donde una especie de samurai
comenzará a cortarle los miembros a una mujer hasta
provocarle la muerte.
Más
allá de su real existencia o no, este tipo de films contiene
algún elemento que provoca que el mito siga creciendo día a
día. Las vinculaciones a determinados ritos satánicos, a
perversiones sexuales y al simple comercio nos hace pensar
en cuán enfermos estamos como sociedad. Que alguien alcance
el éxtasis sexual, religioso o monetario mediante la
tortura, el ultraje, el asesinato da una idea de cuántos
problemas tenemos por resolver. Para el director Paul
Schrader - quien hizo referencias a las snuff en su película
Hardcore -, "el cine es un medio flexible. Es fácil simular
una muerte en una cinta, que es en parte el motivo porque la
gente cree en la existencia de snuff films. Ven
muertes simuladas y creen que son genuinas. Creo que es
posible que existan, pero existan o no es menos importante
que la creencia de la gente en su existencia; es la voluntad
de creer en una fantasía maligna. Eso hace al mito
interesante".
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